Aún no ha terminado la crisis pandémica y el impacto económico del Coronavirus ya es una realidad. Si bien la mayoría de las empresas se han visto afectadas, algunas han sufrido mayores daños que otras. Así, aquellas con posibilidades de teletrabajo y las que tenían los deberes hechos en cuanto a transformación digital lograron paliar los primeros efectos. La comunicación ha sido esencial, también para combatir el impacto económico del Coronavirus, ayudando a mantener un trato cercano con el consumidor.
La comunicación ha sido esencial, también para combatir el impacto económico del Coronavirus, ayudando a mantener un trato cercano con el consumidor.
El impacto económico del Coronavirus en agroalimentación
El sector agroalimentario ha sido uno de los más afectados tras ver como caía en picado sus ventas en el canal horeca, pese a crecer el gran consumo. Sin embargo, este sector ha demostrado estar más que preparado para asumir unos hábitos que han venido para quedarse:
- Eliminación del dinero en efectivo, en pos de un futuro donde el pago móvil y con tarjeta son la norma.
- Tendencia creciente a la compra online. Se ha visto acelerada, la compra online de productos de agroalimentación va a ser cada vez más frecuente.
- La introducción de la tecnología robótica como un elemento más dentro de los puntos de venta.
- La industria 5.0 va a llegar a la cadena alimentaria.
- La apuesta por el producto local pasa de ser una tendencia en alza a una norma, tanto por seguridad como por solidaridad con la industria nacional.
Algunas ideas clave para el futuro de las empresas agroalimentarias
- El consumo caerá debido al miedo. El temor y la desconfianza que produce la incertidumbre también afectarán al consumo doméstico y se primarán marcas blancas y posicionadas por precio. Los retailer express serán clave, ya que se compra menos, pero más en comercios de proximidad. Esto ayudará a reducir el impacto económico del Coronavirus en la distribución.
- Habrá una mayor digitalización del consumidor. Fenómenos como el delivery y la compra online serán cada vez más recurrentes. El hogar será el epicentro de la vida de los consumidores y las marcas serán las que deban introducirse en ese espacio.
- Normalización del técnico digital. En un contexto donde los canales online y la comunicación digital lo son todo, evitar problemas técnicos es vital. Además, las agencias de publicidad serán un apoyo incuestionable a la hora de conectar con este nuevo usuario y frente a la transformación digital de las empresas.
- Ante todo, salud y sostenibilidad. El cuidado de la salud y el temor a que la siguiente crisis sea de tipo medioambiental marcarán el comportamiento de los consumidores y de las marcas. La tendencia de consumo hacia lo natural continuará, compaginado con una puesta en valor de los productos servidos y envasados.
- Liderazgo y rápida respuesta. Empresarios, granjeros y distribuidores han respondido al desafío con creces, garantizando el abastecimiento durante todo el confinamiento. El modelo de compra de proximidad ha sido vital para mantener cubiertas las necesidades de los más mayores y grupos de riesgo. El comportamiento cívico y solidario de todos los miembros del sector se ha trasladado a los consumidores, que han respondido con la misma solidaridad.